Después de
pensar la forma más bonita para decir adiós, descubrí que no existe tal manera
y que cualquier fórmula es dura y cruel tanto para el que se despide como para
el que recibe el adiós. Siempre había creído que adiós se le decía a una
persona que nunca se volvería a ver, o sea a una persona que murió. Pero creo
que esta última despedida de mi vida ha sido la que más me ha dolido, sin ni
siquiera despedirme.
He pensado que
todas las relaciones de amistad, amorosas o de simples compañeros, todas las
clases de relaciones tienen un ciclo, lo digo porque con los años que tengo he
visto cómo vienen y van las personas, cómo cambian y a veces cómo desaparecen.
Pero podría decir o más bien sentir que este ciclo aún no acaba, y que cambiaría
dichosa ese adiós que nunca pronuncié por un Hola.
Tormenta