Me amarías más, es lo que creo.
Apostarías por mí, te la jugarías por mí con los ojos vendados.
No importaría que fuera oscura como la noche. No importaría si no digo gracias; si salgo corriendo y me escapo del lugar que construiste para mí.
Sos vulnerable ante mi llanto. No te resistís a darme oportunidades aunque sea mi naturaleza utilizarlas para hacer castillos de naipes.
Como una niña que juega al vudú con tu corazón; clavando alfileres por doquier sin percatarse de que hay alguien que cae detrás de ella. Voy cazando mariposas sobre una cuerda floja; pero vos.
Vos que limás el filo de las piedras antes que yo las pise. Vos que desabotonás tu camisa, y la abrís convirtiéndola en vela de barco para impedir que el viento me golpee fuerte; vos que simplemente te parás frente de mí si acaso los rayos del sol son muy intensos.
¿Por qué vos sos vos? ¿Por qué yo, soy yo?
La gente dice que estoy dañada, y tienen razón. Ignoran mis noches rasgadas. No me suponen acurrucada, con las rodillas cerca del pecho y los ojos bien arrugados: mi apelación a la imaginación para saberme dentro de un cálido vientre.
Todo sería más fácil si vos no fueras vos. Solo así, aunque yo siguiera siendo quien soy no podría herirte; tendría una excusa para perderme del todo sin sentirme culpable. Pero tenías que apostar por mí. ¿Por qué?
Le Papillon ๑ღ ¸
Ilustración por Dani Alarcón
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