19 de diciembre de 2012

Uno más: cuestionario Sophie Calle


Tres:


1. ¿Cuando murió por primera vez?
Hace unos meses, cuando me dijeron "ya no más."

2. ¿Qué es lo que le hace levantarse por las mañanas?
A veces mi hermanita, otras veces el despertador.

3. ¿Qué fue de sus sueños de infancia?
Aún no han sido. Siempre soñé con ser profesora, tener un caballo y un san bernardo. 

4. ¿Qué le distingue de los demás?
La sonrisa

5. ¿Le falta algo?
¿Materiales? Muchas cosas.

6. ¿Piensa que todo el mundo puede ser artista?
No.

7. ¿De dónde viene?
Vengo del encuentro de un espermatozoide con un óvulo, del vientre de mi mamá. Bueno, eso creo.

8. ¿Cree que su destino es envidiable?
No.

9. ¿A qué ha renunciado?
A Creser, esa cooperativa que por el bien de toda la humanidad ya se acabó.

10. ¿Qué hace con su dinero?
No tengo. 

11. ¿Qué tarea doméstica le gusta menos?
Tender la ropa y entrarla cuando está seca. 

12. ¿Cuáles son sus placeres favoritos?
Comer, y si es helado, pizza o chocolates mucho mejor, actuar; también bañarme, lavarme los dientes, dormir,  besar, escuchar y leer.

13. ¿Qué le gustaría que le regalaran por su cumpleaños?
Chocolates, muchos chocolates, las cartas también me encantan. Y esas cosas que parecen insignificantes, pero para mí son mucho: una piedra, una hoja, un pedacito de un árbol.

14. ¿Cite tres artistas vivos que deteste?
Por ahora ninguno.

15. ¿Qué defiende?
Mi vida y las personas que están a mi alrededor. Y obviamente el teatro.

16. ¿Cuál es su parte del cuerpo más frágil?
Mi estómago.

17. ¿Qué ha sido capaz de hacer por amor?
Olvidarme por un día del resto del mundo.

18. ¿Qué le reprochan?
Mis lágrimas.

19. ¿Para qué sirve el Arte?
Para disfrutar, para generar un sentimiento o una emoción a quién lo hace y a quién lo ve.

20. Redacte su epitafio.
Ahí estuve yo.

21. ¿En qué le gustaría reencarnarse?
En un gato, es tan sigiloso, tan calculador, tan tierno y odioso. Además tiene siete vidas.


Tormenta. 

18 de diciembre de 2012

Segundo: cuestionario Sophie Calle


Bueno, aquí va el segundo:

1. ¿Cuando murió por primera vez?
Fue hace casi seis años, mi súper héroe se volvió humano. 

2. ¿Qué es lo que le hace levantarse por las mañanas?
El hambre.

3. ¿Qué fue de sus sueños de infancia?
A ver, de pequeña quise ser casi todo lo que ocupara la medicina, también quise ser actriz, cantante, bailarina. Nada de eso se me da, le tengo miedo a la sangre, no sé mentir, canto horrible y eso de bailar pues tampoco es para mí. ¿Qué fue de mis sueños de infancia? Creo que siguen ahí, haré mi película y conoceré Pony Ville.

4. ¿Qué le distingue de los demás?
Nada.

5. ¿Le falta algo?
Me falta una buena casualidad en la vida.

6. ¿Piensa que todo el mundo puede ser artista?
No.

7. ¿De dónde viene?
Vengo de una caleña y un paisa que decidieron hacerme muy al sur del país.

8. ¿Cree que su destino es envidiable?
No.

9. ¿A qué ha renunciado?
A tener la razón varias veces para no pelear. 

10. ¿Qué hace con su dinero?
Cuando tenga respondo. 

11. ¿Qué tarea doméstica le gusta menos?
Lavar el baño y sacar la ropa de la lavadora.

12. ¿Cuáles son sus placeres favoritos?
Escuchar música e historias de felicidad ajena. Ver películas en cine, en casa, en mi cuarto. Tomar agua muy fría, planear las más hermosas fotos que no tomaré, hablar de nada y decir locuras.

13. ¿Qué le gustaría que le regalaran por su cumpleaños?
Un CD con canciones especiales y me uno a las cartas y, porqué no, abrazos y ese beso.

14. ¿Cite tres artistas vivos que deteste?
Ni los malos merecen ese gran puesto de ser detestables.  

15. ¿Qué defiende?
La madurez con que juegan los niños, el ingenio, la imaginación y soñar de más.

16. ¿Cuál es su parte del cuerpo más frágil?
Mi nariz. Sufro rinitis.

17. ¿Qué ha sido capaz de hacer por amor?
Entregar una carta.

18. ¿Qué le reprochan?
Que prefiero callar.

19. ¿Para qué sirve el Arte?
Sirve para ser excusa, ser causa, para hacer de algunas vidas caminos increíbles.

20. Redacte su epitafio.
Vive.

21. ¿En qué le gustaría reencarnarse?
No quiero reencarnar en nada; mentiras sí, en un colibrí: viviría poco, a gran velocidad y sí que sería dulce la vida.

Izquierda.

17 de diciembre de 2012

Es diciembre



Hace nueve años, una artista –Sophie Calle– y un escritor Grégoire Bouillier escribieron un cuestionario para la revista Los Inrockuptibles en el que preguntaban mucha tontería e invitaban a los lectores a pasearse por el rumbo de sus vidas. Es diciembre y nosotras, después de ver muchas respuestas por ahí, en muchos blogs, nos atrevimos a responder. Insistimos, es diciembre. 

Aquí va el primero:  

1. ¿Cuando murió por primera vez?
Que recuerde, dos veces he muerto. La primera tenía ocho años y me quedé mirando un mísero lago feo y morí de cobardía. No fui capaz de ahogarme. Ya después, mayorcita, morí de inocencia: él nunca llegó y hacía mucho frío.  

2. ¿Qué es lo que le hace levantarse por las mañanas?
Que es medio día. No me gustan las mañanas. [Necesito empleo]

3. ¿Qué fue de sus sueños de infancia?
No sé si es que tuve una infancia muy bonita o una muy terrible, pero recuerdo muy poco. Y de por sí, no he sido una mujer de muchos sueños –y tampoco los digo porque no se me cumplen–. Como a los diez quise ser bióloga marina y a los doce periodista. Nunca jodí con tener príncipe azul, y he ahí la razón de por qué no tengo ni sapos. 

4. ¿Qué le distingue de los demás?
El drama y las obsesiones. 

5. ¿Le falta algo?
Disciplina, señor. Talento. Ah, y graduarme, y un amor –así sea de verano–. Y plata, sobre todo eso. Mejor dicho, todo. Excepto familia y amigos, porque por eso es que sigo viva. 

6. ¿Piensa que todo el mundo puede ser artista?
No. Ni cualquiera puede ser odontólogo y sacar dientes ni abogado y defender culpables. No cualquiera logra generar emoción poética. 

7. ¿De dónde viene?
De un morro. Se llama Cabeceras. Hace frío y es muy solo. También vengo de un matrimonio que pasó nueve años feliz, hasta que llegué yo a joder todo. Ellos dicen que no, y por eso los quiero. 

8. ¿Cree que su destino es envidiable?
Para nada, y tampoco me gustaría que lo pareciera porque me lo van a querer quitar. Empecemos porque mi mano dice que mínimo voy hasta los 60, eso no es envidiable. 

9. ¿A qué ha renunciado?
A nada. Soy incapaz de renunciar a lo que quiero, me gusta es el sufrimiento. Que me echen. Claro que últimamente sí me he alejado de ciertos vicios y de cierta gente que no hace bien. 

10. ¿Qué hace con su dinero?
Invertirlo en el mejor amigo que esté al lado. Si la Providencia estuvo caritativa conmigo, compro libros y me enfiesto. Y en general, no lo sé administrar. 

11. ¿Qué tarea doméstica le gusta menos?
Iba a decir que cocinar, pero ya cocino un poquito y no ha estado tan mal… Ay, ya sé, tender la cama, no le veo utilidad a eso. 

12. ¿Cuáles son sus placeres favoritos?
A mi pobre mejor amigo le tocó saber cuál es mi placer favorito. Fatal, pero saltándonos eso: el ron y el tequila, las pastas. Parlotear. Ir a conciertos, leer, y descubrir gente bonita por la que valga la pena dar la vida. 

13. ¿Qué le gustaría que le regalaran por su cumpleaños?
Libros y cartas. Cartas sobre todo, me gusta cuando me escriben. 

14. ¿Cite tres artistas vivos que deteste?
Detesto al 99% de la humanidad, artistas y no.  

15. ¿Qué defiende?
Mis obsesiones. Y el sagrado derecho a decir que todo es una porquería. Y el vivir y dejar vivir. 

16. ¿Cuál es su parte del cuerpo más frágil?
La lengua, siempre termino hablando de más.

17. ¿Qué ha sido capaz de hacer por amor?
Nada. Soy muy inconstante. Una vez supe que era lo que tenía que hacer para conseguir cierto amor, y me rendí más bien. Me obsesiono, pero no hago más. 

18. ¿Qué le reprochan?
La quejadera. Y que no respondo mensajes cuando estoy triste, y el pesimismo, y que intoxico. Y la querendonera que a veces me da. 

19. ¿Para qué sirve el Arte?
Para lo único que tiene que servir el arte es para salvarse. Para redimirse de uno mismo. 

20. Redacte su epitafio.
Con esto nunca he podido, pero el último con el que jugué fue: La verdad es que no fue un placer. 

21. ¿En qué le gustaría reencarnarse?
Alguna vez dije que en Florentino, el gato de un amigo. Más bonito. También dije que en Oriana Fallaci o Marguerite Yourcernar. Pero, no, mejor paso. Nada de reencarnaciones, gracias. Nunca me ha gustado la vida. Es muy difícil y todo cuesta mucho.

Cerezo en Flor. 

31 de octubre de 2012

Disculpen, no tenemos mayor cosa que hacer


Con esto me voy a contradecir, técnicamente, pero no me importa: no hay que regresar. Nunca. Hay que estar yéndose siempre.

Hace más de un año, en medio de algunas cervezas, nos ideamos este diario. Hace casi seis meses ninguna escribe. El trabajo, las tristezas y la falta de disciplina –sobre todo esta última, nuestra afinidad más fuerte– nos alejó de este blog. Ahora dos de las cinco muchachitas que aquí empezamos a escribir son oficialmente Comunicadoras Sociales-Periodistas, otra hace su práctica en una corporación cultural, otra trabaja duro en un festival de rock y cuando quiera-decida puede graduarse, y en fin: entramos en un momento definitivo en nuestras vidas en el que escribir un diario parecía que no aportaba mucho.

Bueno, no sé, hoy creo que sí aporta y por eso regreso, aunque uno nunca debería regresar. No al menos para seguir siendo el mismo en un espacio que ya no es el mismo.

La verdad es que no ha sido un año fácil. Lo digo por mí, no estoy hablando por las demás, aunque intuyo que estarán un tanto de acuerdo. En mi caso pues volví de Abejorral. Volví a vivir con papá y mamá, cumplí 21 años y no encontré a nadie en la universidad a la que debí volver. Todos mis amigos estaban haciendo sus respectivas prácticas y yo debí terminar mi último semestre de academia sola. Sola, solita, sola. Fue triste. Al margen de eso, y sin que signifique que extraño el pueblo, los últimos dos meses estuvieron bien allá, dormí en una cama, dejé el colchón, probé cierta delicia de la vida y conseguí buenos amigos. Entonces a la soledad que fue mi regreso, le sumé una cierta nostalgia por aquellos dos meses en que viví una vida. No era fácil, pero era mía, ya saben como dice la canción. La dulce alegría de no rendir cuentas a nadie. No depender tampoco de nadie.

Para las demás, por lo que conozco, este año fue el de probarse como profesionales. Dejar la universidad, pasar a saber qué son los horarios, las oficinas, los ambientes laborales, la carrera inútil que estudiamos, los egos inmanejables de la gente que estudia esta estúpida carrera, y etc. No sé, estoy inventando, estoy desatando mis demonios.

Además de todo lo que nos ha ido quitando este año –los amigos de universidad, las horas perdidas, las simples alegrías–, ahora nos remata con una pregunta fatal: ¿qué será de sus vidas? Si algún día, por ejemplo, hago mi trabajo de grado, ¿qué será de mí? ¿dónde está el trabajo ideal? Ay, qué delicia esto de no saber nada y confiar en que la lógica propia de la vida –con una manito de nuestra parte– se resolverá de alguna manera en algún tiempo. Como aún no lo hace, entonces volvemos a escribir este diario. Evidentemente esto poco sirve y uno no debería regresar –nunca jamás–, pero es que los demonios se acumulan de tal forma que algo hay que hacer con ellos y para nuestra desgracia y aunque tengamos todo el cuadro mental no somos ni asesinas en serie ni suicidas. Una verdadera lástima, nos toca escribir.

Así que, después de buscar y rebuscar por horas la clave de esta joda, ¡volvimos!

Cerezo en Flor. 

1 de mayo de 2012

Sin pronunciar adiós

“Hay muchas formas de decir adiós, la más cruel es no decirlo”.


Después de pensar la forma más bonita para decir adiós, descubrí que no existe tal manera y que cualquier fórmula es dura y cruel tanto para el que se despide como para el que recibe el adiós. Siempre había creído que adiós se le decía a una persona que nunca se volvería a ver, o sea a una persona que murió. Pero creo que esta última despedida de mi vida ha sido la que más me ha dolido, sin ni siquiera despedirme.

He pensado que todas las relaciones de amistad, amorosas o de simples compañeros, todas las clases de relaciones tienen un ciclo, lo digo porque con los años que tengo he visto cómo vienen y van las personas, cómo cambian y a veces cómo desaparecen. Pero podría decir o más bien sentir que este ciclo aún no acaba, y que cambiaría dichosa ese adiós que nunca pronuncié por un Hola.


Tormenta

28 de abril de 2012

Siempre llega mañana


Pero hoy amaneció lloviendo.
Me gustaría cambiar todo, sin sol, sin lluvia, en pijama y con algo más que yo.
Y es que siempre llega mañana. Pero hoy solo amaneció lloviendo.
Caía a través de la ventana, ni tan poética, ni tan hermosa, solo es agua, cae igual que sentimientos suicidas llenos de cariño por aquel animal.
Y es que siempre llega mañana. Pero hoy no hay animal, no hay suspiro y solo llueve. 
Que tan poético puede ser. Vivir para ver morir los segundos, aquí tan triste, tan acostumbrada, tan poco poética. Sin pensamientos, un par de cigarrillos, hoy decidí que quiero fumarlos.
Y es que siempre llega mañana. Pero hoy el agua sigue cayendo, tan ligera, tan clara, sin miedo, sin animal, sin cigarrillos, sin pensamientos.
Y es que siempre llega mañana. Pero hoy solo llueve.

Izquierda.


18 de abril de 2012

Muerte de marzo

"¿Qué es un fantasma?, preguntó Stephen. Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbre". James Joyce-  Ulises.


Te lloró como a un muerto. Como al primero. El más difícil.  

Trató de hacer una maleta decente: a la basura un par de recuerdos, los más amargos; a la valija los valiosos momentos de admiración. Guardó en el bolsillo más pequeño las últimas palabras, las más sinceras y dolorosas. Le dio la cara al silencio. Se fue.

Te lloró como a un muerto. Ni ataúdes ni velorios: un viaje interior lleno de desconsuelo. Un viaje de caídas, de sabores agrios, de tormentas. Te lloró como a un muerto. Con furia y ruido. Con la conciencia de una porcelana rota e irreparable, de una mancha de tinta indeleble en el tendido, de los ojos de la muerte.

Tuvo ese mismo intolerable dolor en el corazón del que habló Clarice Lispector en algún cuento: el de sobrevivir a un ser adorado. Te escribió y escribió como Caicedo: “No te vayas, no te vayas, no te vayas...”. La misma obsesión. Gritó con el corazón en la mano: ¡Te declaro muerto. Muerto para siempre. Para nunca!”.

Te lloró con la misma fuerza que se llora al suicida.

Dos semanas. Catorce días. Después de llorar, gritar y aborrecer a un muerto, vuelve el cariño. Uno más sincero. Uno menos obsesivo. Regresó.

Y entonces y por fin, cuenta ella, te sembró en un rincón del corazón. 

Cerezo en Flor.

By The White Deer.

20 de marzo de 2012

En nuestro aniversario

No soy bipolar, pero sí, en ocasiones las circunstancias hacen que parezca cambiar de personalidad.

Hoy que ya llevamos 12 meses de tener un compromiso oficial y otros tantos de ser amigos en plan de conquista, ya debés conocer mis cambios temperamentales. Yo por mi parte ya conozco los tuyos. Amo al hombre dedicado y tierno y odio al que odia a la mujer cantaletosa. Lo odio. Lo odio como se odia lo amado, con una intensidad loca que siempre termina en un beso, una caricia y una petición de perdón. Lo odio porque odio la tristeza. Lo odio. Lo amo.

Por si acaso, te recuerdo que en un día puedo ser muchas sin dejar de ser la misma. Un segundo puedo ser la mujer romántica que te sorprende con una palabra bonita o un beso juguetón. Al siguiente, logro convertirme en la adolescente que arma mil planes contigo. Al final, paso a ser la loca, histérica y celosa que no se hace querer.

Soy yo quien escribe esta carta y quien decide quién habla en ella. Así que, de manera arbitraria dejaré que hablen las tres mujeres que hay en mí, dejaré que cada una de ellas cuente la historia contigo, que celebren ese tiempo a tu lado.

La romántica: Regresemos a esa tienda perdida, a esa banca abandonada, toma una cerveza que yo tomaré la mía. Regresemos a ese beso que nos condenó a amarnos de por vida, a las historias que contabas y a las que inventé.

Te propongo un trato: te devolveré el beso que robaste y fingí no querer, cuando lo único que anhelaba era perderme en tu boca. Te lo devuelvo, pero con una condición. Te lo devuelvo y luego vos me lo devolvés. Caigamos en el delicioso juego de besarnos eternamente.

La adolescente: Escapémonos de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de país en país, de vida en vida. Acampemos cien noches en una montaña lejana, al lado de un río que corra la historia de que allí nos amamos bajo la luna. Renunciemos a todo lo que nos haga daño, perdamos la cabeza por amor. Recuperémosla para besarnos sin fin. Vivamos el uno en el otro.

La histérica: Olvidemos. Dediquémonos a ser lo que queremos ser. Sé que mi pasión es sacarte los dientes y maldecir y maldecir y maldecir, pero te tengo una noticia, no siempre soy así.

No voy a justificarme. Hasta yo me odio por impulsiva. Solo te aclaro que si hay un culpable, ese es el amor que siento por vos. Culpo al amor que me provoca ataques de celos. Culpo al amor por hacerme posesiva. Culpo al amor que lleva a que te haga y me haga daño. Me culpo por perder el control. Me culpo por amarte tanto. Te culpo a vos por amarme tanto.

Todas:

El año contigo ha sido un segundo, una eternidad. Digo un segundo porque aún falta compartir mil años más. Digo una eternidad porque hemos vivido millones de alegrías, de tristezas, de desilusiones, de peleas, de obsesiones, de reconciliaciones, y sobre todo de amores. Sencillamente, este año ha sido vida.

Sombra.




16 de marzo de 2012

Damaged


Me amarías más, es lo que creo.
Apostarías por mí, te la jugarías por mí con los ojos vendados.
No importaría que fuera oscura como la noche. No importaría si no digo gracias; si salgo corriendo y me escapo del lugar que construiste para mí.

Sos vulnerable ante mi llanto. No te resistís a darme oportunidades aunque sea mi naturaleza utilizarlas  para hacer castillos de naipes.

Como una niña que juega al vudú con tu corazón; clavando alfileres por doquier sin percatarse de que hay alguien que cae detrás de ella. Voy cazando mariposas sobre una cuerda floja; pero vos.

Vos que limás el filo de las piedras antes que yo las pise. Vos que desabotonás tu camisa, y la abrís convirtiéndola en vela de barco para impedir que el viento me golpee fuerte; vos que  simplemente te parás frente de mí si acaso los rayos del sol son muy intensos.

¿Por qué vos sos vos? ¿Por qué yo, soy yo?

La gente dice que estoy dañada, y tienen razón. Ignoran mis noches rasgadas. No me suponen acurrucada, con las rodillas cerca del pecho y los ojos bien arrugados: mi apelación a la imaginación para saberme dentro de un cálido vientre.

Todo sería más fácil si vos no fueras vos. Solo así, aunque yo siguiera siendo quien soy no podría herirte; tendría una excusa para perderme del todo sin sentirme culpable. Pero tenías que apostar por mí. ¿Por qué? 


Le Papillon  ¸
Ilustración por Dani Alarcón 

9 de marzo de 2012

Fotogramas


Un paisaje, una mirada, una simple sensación, describir sentimientos como describir el viento: se     siente, se escucha, pero no se demuestra. Miras atrás y te das cuenta que fue un error, el corazón sobrevive y aguanta la desilusión; captar solo un poco de alegría porque no se puede estar simplemente feliz, parecer frustrado para ser alguien, sin perfección porque no existe. Dedicar una canción, dedicar todo un Cd, demostrar cariño, demostrar rabia, pelear, gritar, cantar, escribir sin sentido. Existe la belleza, besar a quien se adora, abrazar la almohada, comer, beber, dormir. Detenerse un poco y observar la lluvia, mirar el espejo. Cae la noche, sentarse en la esquina peligrosa, mirar nuevamente lo que no debes, recordar para sufrir un poco, sorprenderse con el flash, no hablar, no escuchar, no sentir, enamorarse otra vez, sí, del mismo, del otro, del nuevo. Añorar lo distinto, cambiarte de casa, de pueblo, de mundo, pensar en libertad, odiar la política, pensar en negro, en blanco, no vivir la realidad, vivir un minuto, vivir dos meses y recordar. Frustrarse, cansarse, llorar, llorar y llorar, amar la nada, acostumbrarse, mandar cartas, mandar pesadillas, soñar con vos, varios días un solo día, decir mentiras, correr, pedalear, desconectarse, vivir y confundirse.

Izquierda

Foto: Gels.

4 de marzo de 2012

Me gusta la vida

Soy la mujer más torpe que he podido conocer: soy de romper promesas, no recordar calles, dar alaridos, enredar la pita, defenderme a los golpes y decir tibiezas. Soy sobre todo torpe al hablar: empiezo una frase y acabo con un estúpido o un imbécil o un tarúpido en forma de grito. Soy torpe, pero noble. Eso creo. Soy, ante todo, la mujer de las primeras veces más torpes y nobles que haya podido conocer.

Lo último que escuché aquella madrugada fue un reproche: “Sos una mujer insatisfecha”, dijo el tipo resuelto y displicente. Rara combinación. No presté atención. Resuelta volví a mi mundo y displicente evité responder el comentario. Bien dijo San Andresito Caicedo alguna vez: no te sientas llenecita nunca.

Entonces ya van tres etiquetas: Soy la mujer más torpe, pero noble e insatisfecha que haya podido conocer. Con las primeras veces más torpes, pero nobles e insatisfechas. Claro: insatisfechas por lo torpes, pero a fin de cuentas nobles.

El cuento de esta retahíla es el siguiente: me gusta la vida, la caída y el rebote contra el cemento, la tristeza repentina que trae la lluvia y el domingo. Me gusta que todo esté a prueba, que no existan las certezas, que mañana te podás enloquecer con una historia de amor y convengás con la muerte una cita. Me gusta la vida y sus preguntas y esas primeras respuestas que se dan en primeras veces torpes, pero nobles e insatisfechas.

No era más por hoy. Se trataba de agarrar un puchito de vida.


Cerezo en Flor.